Los tipos de literatura fantástica más importantes

Bosque de fantasía

Definir los tipos de literatura fantástica que hay en la actualidad es como la primera vez que vas a Ikea.

Te han dicho que ahí dentro te pierdes, que un espíritu capitalista se adueña de tu alma y compras con desenfreno. Tú no te lo crees. Piensas que serás capaz de mantener el control. Y cuando vas por esos pasillos… Zas. Sin saber cómo, tienes un carro hasta arriba de cosas que no necesitabas.

Cuando pensamos en qué es la literatura fantástica todos tenemos una imagen más o menos clara en la cabeza. Pero en el momento de verbalizar una definición, unas características o elementos comunes…  es cuando te das cuenta de que Ikea es peor que lo que te habían contado.

Aun así, todavía hay locos ―como el que te escribe estas líneas― que siguen intentando aportar su granito de arena a la confus… quiero decir, al estudio que ha generado tanto subgénero, clasificación y definición. En este artículo veremos la definición del género fantástico y de dónde proviene. Y además, te digo cuáles son (en mi humilde opinión) los dos subgéneros elementales de la Fantasía y por qué.

¿Qué es la Literatura Fantástica?

La pregunta del millón. La definición más sencilla ―y general― que encontramos está en Introducción a la Literatura Fantástica, donde Todorov nos dijo que la Literatura Fantástica es esa donde ocurren cosas que podrían tener una explicación racional o una irracional (si quieres profundizar, te recomiendo este artículo que está muy bien explicado). Esa duda es lo que lo convierte en género fantástico. Rescatando las palabras de Todorov en el ensayo antes mencionado:

«En un mundo que es el nuestro, el que conocemos, sin diablos, sílfides, ni vampiros se produce un acontecimiento imposible de explicar por las leyes de ese mismo mundo familiar. El que percibe el acontecimiento debe optar por una de las dos soluciones posibles […]. O bien el diablo es una ilusión, un ser imaginario, o bien existe realmente, como los demás seres, con la diferencia de que rara vez se lo encuentra. Lo fantástico ocupa el tiempo de esta incertidumbre. En cuanto se elige una de las dos respuestas, se deja el terreno de lo fantástico para entrar en un género vecino: lo extraño o lo maravilloso».

Sé que definir fantasía como “tiempo de la incertidumbre” es demasiado general. Pero muchos expertos afirman que es imposible detallarla más. Si lo hacemos y decimos, por ejemplo, que en libros de fantasía intervienen fuerzas maravillosas y sobrenaturales que escapan a la comprensión humana, podríamos estar también refiriéndonos a la Literatura Religiosa.

Como os decía, definir Fantasía no es algo tan sencillo como parecía en un primer momento.

Escritor de fantasía con las manos en la cabeza al tener que lidiar con los tipos de literatura fantástica y sus definiciones
Todorov padeciendo de estrés por tener que buscar una definición del género fantást… Bueno, vale, me habéis pillado. No es Todorov. Pero tuvo que poner una cara parecida a la de este señor.

Si algo aprendí en clase de sociología ―cuando me daba por atender y ser un estudiante aplicado― es que los humanos definimos nuestra identidad comparándonos con otros. Pues con los géneros literarios pasa lo mismo. En este sentido, la definición de Rod Sterling de Fantasía, en comparación con la Ciencia Ficción ―dos géneros que se pueden mezclar y dar buen resultado, pero que tienen características propias― es que «la Ciencia Ficción hace lo improbable posible, mientras que la Fantasía hace lo imposible probable». Dicho de otra manera, que la Ciencia Ficción describe cosas que hoy día son poco probables, pero que podrían llegar a ocurrir; en cambio, la Fantasía te pinta lo imposible como ―solamente― improbable.

Y si no aprietas mucho más, con estas definiciones podemos ir tirando.

Pero claro, ahora es cuando caes en que tienes que afinar más, porque Tolkien no se parece en nada a Abercrombie.

El terrorífico momento en el que entran en escena los subgéneros…

Subgéneros fantásticos, y dónde situarlos

Después de leer más de quince artículos al respecto hice una lista con todos los subgéneros fantásticos que pude encontrar y sus definiciones.

Ardua tarea, te lo aseguro.

¿Y por qué? Porque acabé con una lista de más de veinte categorías, algunas de ellas parecidas entre sí, y más de una definición contradictoria. ¿Contradictoria? Como lo oyes (lees). No hay consenso en los subgéneros de fantasía, no hay consenso en lo que son cada una de estas clasificaciones… Toda una odisea esto de la categorización.

Así que, después de haber leído y estudiado todo esto y ver que no había un criterio universal, me pregunté: ¿qué hace a un subgénero ser subgénero?

Los subgéneros son como géneros en pequeñito. Se trata de obras que comparten una serie de características, pero difieren en otras. ¿Y qué características son esas? ¡Ah! Ahí está la trampa. Hay clasificaciones según miles de criterios ―en realidad llevamos siglos haciéndolo, pero ahora hay más libros y más gente opinando, por lo que… el caos―: en función de la edad de los destinatarios, de la actitud del héroe o heroína con respecto al lector, del tono, de la ambientación, de la relación entre los personajes…

Pero, ¿hay algún criterio que sea más importante que los demás? En mi opinión, debería ser uno que si lo tocas redefina toda la historia, desde la trama hasta las relaciones entre personajes; un criterio que afecte a todos los demás criterios. ¿Hay alguno así? Sí, lo hay: la relación entre la magia, el elemento fantástico por definición, y el mundo en el que se desarrolla.

Este criterio lo cambia absolutamente todo. ¿La magia es una rareza para los personajes? ¿Es algo que intentan explicar de forma racional porque no son capaces de asimilarlo? ¿O bien la magia en ese mundo es tan normal que lo raro es no encontrártela en cada puñetero pueblo? El cómo va a reaccionar el mundo de una novela a su elemento fantástico principal es lo que redefine casi todo lo demás (la ambientación mágica o mundana, los personajes que lo ven cotidiano o los incrédulos, el papel de la tecnología, la trama a través de las reacciones de esos personajes…).

Y así, ese criterio solo nos deja dos subgéneros diferenciados…

Alta Fantasía

Razas de diferentes tipos de literatura fantástica
Imagen de Gerhard Janson en Pixabay

La Alta Fantasía es la literatura fantástica por excelencia, por sus rasgos distintivos del resto de géneros. El término fue empleado por primera vez por Lloyd Alexander en su ensayo High fantasy and Heroic Romance, donde se comenzó a insinuar una definición que se ha ido desarrollando con el paso de los años (y de los libros) y que explico a continuación.

Este subgénero es Tolkien ―no de forma exclusiva, pero sí determinante―. Es un mundo de magia, de razas extrañas, de mapas para localizarte en el mundo creado por el autor, de viajes para sus protagonistas…

En la Alta Fantasía, como decíamos, se pueden dar características muy diversas (y gracias a los Nazgul, alejadas de los cánones que se repitieron una, y otra, y otra vez, tras el éxito de El Señor de los Anillos). Puede haber razas fantásticas o solo humanos, puede haber dragones o no, puede tener una heroína de espadón a dos manos o un crío escuchimizado… Pero lo que hace a la Alta Fantasía serlo es que se desarrolla en un mundo significativamente diferente al nuestro, y que sus habitantes viven sin extrañarse del elemento maravilloso, de la magia.

En este subgénero, que se desarrolla en un mundo imaginario y ficticio (mundo secundario), ocurren cosas irracionales que no sorprenden ―demasiado― a los personajes que las presencian. Ya sea que el citado Tolkien ponga a andar a los árboles, o que Martin traiga a los dragones de vuelta, sus personajes reaccionan con bastante naturalidad, asumiéndolas como normales.

O todo lo normales que podrían tomarse esas cosas si fueran reales.

Baja Fantasía

Castillo de fantasía entre niebla
Photo by Cederic X on Unsplash

Justo en el otro lado del terreno fantástico tenemos a la Baja Fantasía ―no lleva ese nombre por tener menor nivel literario que la Alta―, que se desarrolla en nuestro mundo, o en uno que funciona con las mismas reglas que el nuestro (mundo primario). En este mundo cercano a la realidad ocurren sucesos irracionales ―hijos de dioses griegos, existen los vampiros, gente con poderes mágicos…― que no se espera que ocurran.

Existen miles de clasificaciones dentro de esta Baja Fantasía (Grimdark, Realismo Mágico…) con novelas que tienen ambientación, estilos y tonos muy diferentes entre sí. Y sin embargo, todas ellas comparten que lo sobrenatural es poco frecuente, y que poca gente sabe de su existencia. Un buen ejemplo de esto es esta novela de Abbercrombie, en la que la magia es tan infrecuente que como te despistes y te saltes un par de páginas clave, te la pierdes.

Cazadores de sombras, de Cassandra Clare es otro buen ejemplo de esto. Existe un buen porrón de demonios que intentan arrasar con todo lo que se encuentran, pero para el mundo normal (para los humanos) estos seres no existen. Es más, no pueden ni verlos si no tienen la visión. ¿Seres sobrenaturales que viven ocultos entre nosotros y tratan de vivir entre los humanos? Sí, Crepúsculo también es un buen ejemplo de Baja fantasía.

Pero también hay obras que se alejan del subgénero Romance Paranormal ―y que, como ves, también sitúo dentro de la Baja Fantasía―. ¿Hay alguien aquí que no sepa quién es Stephen King? Bueno, si no eres de Marte ―y puede que aun siendo marciano le conozcas― sabrás que es un señor que escribe libros como quien come pipas, y que su género es el Terror. Aunque el Terror no tiene por qué estar dentro de la fantasía, gran parte de la obra de los autores de este género se basa en el miedo que procede de lo sobrenatural. It, por ejemplo, entraría dentro de esa Baja Fantasía (ya que It es una amenaza irracional en un mundo… exacto, racional).

Nuevas tendencias en los subgéneros fantásticos

Como ya he dicho, estos dos subgéneros son para mí los principales y de los que se subdividen los demás, entre otras cosas, porque son antagónicos, indisolubles, no pueden mezclarse entre sí.

¿No? No. O por lo menos, no en el mismo mundo.

Pero la tendencia fantástica de los últimos veinte años es desarrollar diversos mundos o dimensiones dentro de una misma novela, lo que hace que mezclar estos dos subgéneros sea no solo posible, sino un recurso muy popular. Si no me crees, echa un vistazo a esta lectura recomendada.

Aunque las primeras obras que mezclaban estas dos realidades son bastante antiguas, el ejemplo más representativo puede ser el de la saga de Harry Potter, de la maravillosa Rowling. El mundo muggle es la Baja Fantasía por excelencia. Y en cambio, cuando Harry se lanza contra esa pared de ladrillo en el andén de King’s Cross… Voilà, ya no hay muggles. Solo magos, varitas, sauces boxeadores y trolls en los baños del colegio. Un mundo donde la magia está a la orden del día. Un mundo donde el rarito es Harry, que no sabe lo que es una recordadora.

Hedwig, mascota de Harry (de la saga de fantasía de Harry Potter), mira con una expresión de enfado a cámara.
No me mires así, Hedwig. Yo no estaba hablando mal de Harry, te lo juro…

Si tuviese que catalogar dicha saga, y aunque sé que hay gente que no lo hace así, la pondría en el montón de la Alta Fantasía. ¿Y por qué? Pues porque aunque el mundo de los muggles está presente y tiene su importancia, la mayor parte de la acción se desarrolla en el mundo de los magos, muy alejados de los humanos.

Pero lo curioso es que con la saga de Animales fantásticos y dónde encontrarlos, sucede ―por lo menos hasta la fecha― lo contrario. Son magos que sobreviven como pueden entre los muggles, y la mayor parte de las situaciones que se dan tienen que ver con los problemas que tiene ocultar la magia para los nomags (los muggles, si eres británico…).

Tipos de literatura fantástica para todos los gustos (y más)

Tanta variante del subgénero del género de la obra literaria ha creado un caos monumental en el que ya no concuerdan las mismas definiciones, características asignadas, ni obras que lo conforman (aunque, si te interesa conocer más subgéneros, este artículo de Ana González Duque define muy bien un buen puñado de ellos).

A mí esto, como lector, me molesta muchísimo. Pero asumamos nuestra parte de culpa: nuestro gusto por clasificarlo todo ha propiciado que las editoriales se queden sin papel en sus etiquetadoras para obtener más ventas. Todo un drama del Siglo XXI. Y así, los mismos escritores hoy se lanzan a la aventura sin saber en qué estante colocar su obra.

Mi pequeña contribución ―que no es verdad absoluta ni dogma― solo pretende simplificar un poquito el embrollo de subgéneros superpuestos y solapados en el que nos hemos metido. No digo que este artículo vaya a solucionar el problema ni mucho menos. No soy el primero en tener esta intención ni ideas parecidas, pero sí quería aun así ayudar a que cada vez este mundo excepcional, “maravilloso y extraño”, de la literatura fantástica, sea un sitio más agradable donde quedarse.

Si has llegado hasta aquí, gracias otra vez. Me encantaría saber cuáles son tus libros favoritos de Alta o Baja Fantasía y si estás de acuerdo con mi forma de entender los subgéneros. Pero lo más importante, si podemos seguir construyendo ―juntos― la Fantasía de nuestro tiempo.

¡Nos leemos!

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