Con el Postureo Lector, agobiarte por no tener tiempo para leer será cosa del pasado. Sube unas fotos a Instagram, recomienda inspirándote en resúmenes de El Rincón del Vago y disfruta del reconocimiento intelectual sin pasar una sola página.
Venga, va. Me pongo serio.
Hablemos del Postureo Lector. Esa lacra de nuestra sociedad.
El pasado 17 de enero, La Vanguardia publicó un artículo sin firmar que no ha dejado indiferente a nadie que lo haya leído: el postureo lector, o aquellos que fingen que les gustan los libros. Si bien no parece que fuera un artículo malintencionado, muchas personas se han sentido atacadas por las apenas 600 palabras que contiene. Especialmente, del mundo de Bookstagram.
Hoy te doy mi opinión sobre dicho artículo, que te recomiendo que leas aquí (no tiene desperdicio) antes de avanzar en este post.
¿Por qué tanto revuelo?
Si lo has leído, habrás visto que el artículo empieza atacando a esos farsantes que fingen leer (estén donde estén esos individuos), y que después te habla de las bondades de la lectura.
Ningún problema con lo segundo. Problemas con lo primero.
¿Por qué? Yo no niego que exista el Postureo Lector. Existe, como todos los demás postureos. Pero este artículo ensucia a mucha gente al disparar su cañón de superioridad intelectual. A gente que no posturea lo más mínimo.
Con una supuesta guía sobre cómo reconocer a ese ‘lector de postureo’, nos dice que tiene unos rasgos distintivos fáciles de identificar: que el ‘lector posturitas’ compra los grandes clásicos en ediciones de lujo y luego nunca los lee, que sus recomendaciones no se salen de los libros más famosos de todos los tiempos (como El Quijote o Los Miserables), que publican fotos leyendo, que prefieren el papel a los libros electrónicos pero que luego no leen, o que dicen estar pasando un bloqueo lector sin hacer nada por remediarlo.

Lo primero que pensé cuando leí tan exhaustivo análisis, nótese la ironía, fue que nada de lo que dice ahí es fácil de identificar.
Tú puedes saber si alguien ha comprado una edición de lujo mirando su estantería. Pero, salvo que revises uno a uno los recuerdos de su Pensadero, no puedes saber si te está mintiendo al decirte que la ha leído. De la misma forma, tú puedes escuchar recomendaciones que pasen por leer a Cervantes o a Víctor Hugo, pero no puedes saber si es que solo le gustan los clásicos.
Cuando publica una foto, puede que solo sea un elaborado plan a gran escala para mantener la gran mentira de su acervo cultural. O igual es que le gusta compartir sus lecturas. Solo Los Siete lo saben.
Puedes pensar que es un poco fetichista del papel (como el que te escribe estas líneas…) o solo lo hace para tener una biblioteca bonita. Y no puedes saber, salvo violaciones importantes de la intimidad, si alguien está poniendo de su parte para remediar un bloqueo lector. Igual, bajo una buena tortura en los calabozos a cargo del Gorrión Supremo y de la señora de la campanita, podría confesar.
Pero, claro, esto es el mundo real. Y el Veritaserum está carísimo últimamente.
El origen del problema
Hay otros medios, como el blog de Jorge Pozo Soriano, que se han hecho eco de esta noticia para quitarle hierro al asunto, cosa que agradezco y que creo necesaria.
Pero si bien creo que no debemos caer en el victimismo, sí hay que señalar las cosas que están bien hechas o las que están mal, con la máxima objetividad posible.
Así que, hablemos de los hechos y aclaremos el problema.
Aunque quizá con la única intención de señalar al posturitas, el artículo dibuja un perfil: ediciones bonitas, fotos en redes como Instagram, recomendaciones de clásicos de la Literatura Universal…
¿Cómo diferenciar entre la gente que hace esto solo por aparentar y la inmensa mayoría que lo hace con la única intención de compartir y fomentar la lectura?
Es imposible.
Y ahí tenemos el inconveniente.
Haciendo un ejercicio de bien-pensadismo severo, puedo imaginar que el autor/a de este artículo solo pretendía señalar una mala práctica. La voz demoníaca que a veces me susurra me dice que lo han hecho para tener más clicks en su web a base de buscar polémica donde no la hay.

– Cállate, Faustus, que no me dejas pensar.
Pero incluso si asumo la mejor de las intenciones, el efecto sigue siendo profundamente negativo.
Porque como resulta que ningún muggle puede saber con seguridad si una recomendación es sincera o es solo apariencia, acabo desconfiando de todos.
Y si acompaño mi pseudo-artículo de fotos típicamente bookstagrammers, ya ni te cuento.
Cualquier persona que lea ese artículo y después se dé una vuelta por Instagram, encontrará una legión de cuentas que cumplen todos los requisitos (comprobables) que enumera el artículo: estanterías preciosas, ediciones fantásticas, recomendaciones rápidas de clásicos y novedades…
Pero no conozco ni a una sola de las personas tras esas cuentas que finjan que leen. Y conozco a muchas.
Y hablando de eso, este artículo es solo para gente que no finge leer.
Entonces ¿qué debemos pensar de este artículo?
Puedes pensar lo que quieras, por supuesto. Pero te digo lo que pienso yo.
Pienso que consigue lo contrario de lo que parece proponerse: fomentar la lectura. Y que encima lo hace cargando contra un lector del postureo que debe ser más difícil de encontrar que los billetes de 500.
Es más.
Incluso el lector más estereotípicamente retratado en ese artículo, fingiendo cual bellaco, está hablando de libros, enseñando ediciones bonitas y diciendo lo importante que es leer.
Y eso, puede fomentar que otros lean. Aunque el único libro que se haya leído esa persona sea el de la auto-escuela.
Así que, mi opinión, es que si alguien quiere fingir que lee, se está perdiendo mucho. Pero allá él/ella. Lo que está claro, es que si hablan de lecturas (fingidas o no), ayudan a que la industria crezca.
Ojalá todos los postureos produjeran un efecto tan maravilloso.
Me encantaría que me dijeras los en comentarios qué te ha parecido este artículo (el primero de esta sección de opinión sobre el mundo literario actual). ¿Qué te parece a ti esto del Postureo Lector?
Nos leemos.
*La foto de Bush leyendo del revés fue un montaje. Pero ¿a que es divertida?
26 enero, 2021
Ante todo, me ha encantado tu opinión sobre el tema del Postureo Lector, estoy muy de acuerdo contigo, pero es más, desde mi punto de vista, si no te gusta leer, ¿qué pretenden los Posturitas? Porque a mi me encanta y hay días que me cuesta hacer esto, si no te gusta estas cavando tu propia tumba.
A ver, hay gente, como yo, que se pica leyendo y, es capaz de leer 10 libros al mes, conozco a chicas que lo hacen. Hay otras que no leen tanto y suben más post de libros que compran, o de lo que le dé la gana, pero todo eso se nota.
Lo mejor para diferenciar a un lector empedernido de un Posturitas es ver sus historias, leer sus post… No creo que sean difíciles de diferenciar, más bien tienes que pararte a leer todos los post y ver la asiduidad de sus post.
Yo no me siendo identificada con ese artículo, por eso tampoco le he hecho mucho caso, pero me ha gustado ver tu opinión, enhorabuena por el tuyo.
27 enero, 2021
Muchísimas gracias, Rosa. La verdad es que envidio la fuerza de voluntad de aquellos que sean capaces de dedicarse a Bookstagram sin que les guste leer, jajaja. Como dices, para irse al otro barrio del estrés. Claro, la gente que posturea más que otra cosa siempre va a existir, en todos sitios, pero no creo para nada que sea la norma. La amplia mayoría de la gente que dedicamos nuestro tiempo libre a hablar de literatura lo hacemos precisamente porque nos gusta la literatura, no por obtener un aura de intelectual.
De nuevo, muchísimas gracias por pasarte a comentar y por dar tu opinión.
¡Un besazo virtual!
26 enero, 2021
Me ha encantado el artículo, Álvaro. Como siempre, escribes divinamente y las referencias a lo fantástico son súper ingeniosas, le dan un toque súper especial y único. Comparto absolutamente todo lo que dices, ¡estoy deseando leer próximas entradas de esta sección!
27 enero, 2021
Muchísimas gracias, Verónica. No sabes cuánto me alegra que lo hayas disfrutado. Esperemos que esas nuevas entradas lleguen más pronto que tarde (si el trabajo y demás obligaciones nos dejan) y que las encuentres entretenidas y útiles.
Un besazo virtual =)
26 enero, 2021
Muy buen artículo. Tienes toda la razón, sea la publicidad que sea, y del modo que se haga, siempre será positiva (aunque no sean lectores de lo que muestran en redes). Como docente, siempre trato de fomentar el hábito lector en mi alumnado, pero hoy en día, cualquier cuenta relativamente conocida en Instagram tiene mucho más poder en inculcar cualquier hábito en la sociedad, y haciendo lo que llamáis «postureoo lector» , pueden estar consiguiendo que muchas personas lean.
27 enero, 2021
Efectivamente. No puedo estar más de acuerdo, Fernando. Eso fue lo que me sorprendió de este artículo. Que con la cantidad de cosas reprochables que podemos destapar en redes, e incluso si quieres hablar de bookstagram, elijas hablar de eso. En fin, me parece periodismo muy flojito para un periódico de tirada nacional.
¡Un abrazo y gracias por pasarte a comentar!
10 noviembre, 2021
Hace muchísimos años, cuando aún no habías nacido tú, le pregunté a un señor que con qué obra iba a inaugurar un teatro del siglo XIX que había sido reformado por un organismo oficial. Me dijo que con un ballet. Entonces le pregunté que con cual. Respondió que para qué iba a decirme el nombre si yo no lo conocía. Le contesté que si tenía a bien decírmelo lo conocería a partir de ese momento.
«La suite de Gayaneh», dijo altanero. «¿La obra de Khachaturian?», le respondí yo. Entonces, lleno de soberbia me preguntó: «¿Y tú de qué conoces a Khachaturian? Le contesté que de lo mismo que él. Del disco de la banda sonora de 2001: una odisea del espacio, un disco que lo teníamos todos los jóvenes amantes de la música por ese tiempo, junto a los LP´s de los Beatles, de Pink Floyd o de David Bowie.
El postureo intelectual, como por ejemplo el del articulista de La Vanguardia, no es cosa de ahora. Se ha venido sufriendo desde siempre.
Un abrazo.