Hoy te ofrezco una crítica de Death Note. Y no solo de la historia o sus personajes, también haré un pequeño análisis filosófico de lo que se esconde tras sus páginas, todo ello sin spoilers. Pero si has llegado hasta aquí y ya conocías Death Note (bien sea el anime o el manga), no te vayas, porque al final del artículo encontrarás un enlace para leer el nuevo capítulo autoconclusivo (¡y gratuito!) que ha salido este mismo año. No todo iban a ser pandemias y desgracias, ¿no? ¡También nos merecíamos algo bueno ya!
El fenómeno Death Note
Death Note es el anime que le recomiendo a la gente a la que no le gusta el anime. ¿Por qué? Pues porque cuando alguien me dice que no le gustan los «dibujitos esos japoneses», cosa muy respetable por otro lado, suele pensar en Goku gritando para transformarse durante tres lustros y pico o en Oliver Atom corriendo por el campo «al contraataque», donde sabrás si acaban marcando aproximadamente dos temporadas y media después.
No me malinterpretes. Me encantaron en su día tanto Dragon Ball como Oliver y Benji (y aún canto con pasión sus mejores openings). Pero entiendo que haya gente que no esté dispuesta a esperar veintisiete capítulos para descubrir que Krilín muere otra vez.
La cuestión es que Death Note es uno de esos muchos mangas/animes (no son sinónimos, pero en este caso los tenemos en ambos formatos) que bien podría ser una serie de suspense de acción real, o una película de la mejor época de Hollywood.
La trama ya te puedo decir que es sublime durante los dos primeros tercios de la historia. Después decae un poco hasta el final, es cierto. Pero sin decirte qué pasa, confía en mí cuando te digo que en realidad no importa. No importa porque puedes ver la historia hasta el final si la estás disfrutando; y si no te ha gustado tanto, la gente suele tomar como final ese punto álgido a partir del cual la cosa flojea un poco. Yo personalmente lo disfruté mucho aunque no estuviese a la misma altura. Pero como digo siempre (y solo lo digo yo, ¿eh? Nadie más dice esta frase): para gustos, los colores.
Déjame que te cuente de qué trata esta historia de Fantasía Oscura. Si ya sabes de qué va, puedes saltar hasta el siguiente punto. Si no, te recomiendo que te quedes para entender el contexto.
En ella se nos habla de un mundo donde existen los Shinigami (dioses de la muerte), propietarios de unos cuadernos la mar de majos en los que si escriben tu nombre la palmas a los cuarenta segundos de un infarto.
Un buen día (o malo, depende de lo que valores la vida humana), el shinigami Ryuk deja caer su cuaderno a la tierra porque está bastante aburrido. Y la historia podría haber sido muy corta si lo hubiese recogido una persona con más escrúpulos, pero lo recoge Light Yagami, un estudiante brillante que cree que el mundo está podrido. Con semejante arma en sus manos, decide que va a hacer del mundo un lugar mejor matando a los criminales que queden a su merced.
Pero cuando parece que el mundo empieza a doblegarse al poder de Light, entra en escena el mejor detective del mundo, un enigmático personaje que se hace llamar L. Este detective está decidido a atrapar a este delincuente que se dedica a matar a otros malhechores.
Light y el Utilitarismo
El protagonista es un auténtico villano, cosa que no ocurre a menudo y que ya de entrada me parece maravilloso.
Es un tío que tiene poder, y no le da reparo alguno emplearlo.
Pero también es un personaje que no gusta a todo el mundo. ¿Por qué? Pues porque resulta difícil empatizar con él: es un tío tan brillante que roza el absurdo, arrogante, soberbio, creído, controlador, muy despreocupado del sufrimiento y los sentimientos ajenos… Y un largo etcétera.
Sí, no nos gusta vernos reflejados en bellacos de semejante calibre. Es normal. Pero la verdad que a mí me encantó acompañar a Light porque no necesité empatizar con él, sino con el fin que pretendía. Los medios ya… Bueno, los medios ya no los compartíamos tanto.
Light quiere hacer de su mundo un lugar mejor. No hay causa más noble. Y se cree en el lado bueno del enfrentamiento con L porque él tiene el poder de conseguir un mundo mejor (por lo que cualquiera que se le oponga lucharía por proteger un mundo podrido). Si elimina a los criminales, estos ya no cometerán más crímenes. Pero es que los que vengan detrás sabrán que hay alguien exterminando a los que obran mal, por lo que dejarán de hacerlo también.
Como el resultado es un mundo mejor, Light no se plantea que matar a esos malhechores pueda estar mal.
Esto sería la filosofía utilitarista que desarrollaron grandes pensadores como Jeremy Bentham o John Stuart Mill: toda acción es buena si como resultado produce felicidad. Un mundo donde no hay crimen produciría una gran felicidad a la mayoría de la población, aquella que no comete crímenes. Por lo que Light sería la viva representación de la famosa frase: el fin justifica los medios.
El fallo práctico del utilitarismo es que no pondera el beneficio obtenido para la mayoría (no crimen = felicidad) con el sufrimiento infligido a la minoría de turno para conseguirlo (criminales = ejecutados). Por lo que, toda la crítica que se suele hacer a esta corriente tiene que ver con que no vale todo a la hora de hacer un mundo mejor.
De hecho, y en mi opinión, si se hiciera sería de facto un mundo peor por la forma en la que ha sido construido.
L y la filosofía moral
Como antagonista tenemos a L, un ser tremendamente parecido a Light en muchas cosas (inteligencia, competitividad, terquedad…) pero que difiere en lo más importante, en el modo de ver (y de valorar) la vida: el límite moral que tienen sus acciones y las de los demás.
Como personaje, L resulta mucho más simpático para la mayoría de los fans de esta historia. Es igual de listo que Light, pero encima es buena gente. Un tío entregado, capaz de tomar riesgos, de sacrificarse, de preocuparse por los demás… Aunque también es capaz de saltarse las reglas cuando es necesario o de sobreponerse rápido cuando se frustran sus planes (con la consecuente pérdida de vidas).
Él está dispuesto a todo para atrapar a Kira (el apodo de asesino de Light) porque sabe que se enfrenta a un delincuente sin precedentes. Pero lo importante para él, el motor de su devoción es una frase que él mismo dice:
Vamos a demostrar a todo el mundo que la justicia siempre vence.
Ah, la justicia. ¿Qué es eso de la justicia? Es un valor que pretende dar a cada cual lo que se merece. Hasta aquí todos de acuerdo, pero… ¿quién decide lo que merecen otras personas? Ah, el problema de la justicia. Efectivamente, la discrepancia en lo que es «justo» en una situación determinada es más antigua que el mundo.
Pero sí que podemos acercarnos un poco más a la esencia que hay tras el pensamiento de L: tanto el detective como los inspectores con los que trabaja creen que la vida humana y la ley que la protege son insalvables. ¿Existe pena de muerte en un país? L no tiene problema con eso. Lo tiene con aquel que se cree capaz de administrar esa condena por su cuenta.
L cree en el valor de la vida humana y del respeto a la ley, una cuestión que la filosofía moral trata de delimitar en sus distintos campos: deontología, ética, moral…
Filosofía moral vs. Utilitarismo en Death Note
La Filosofía moral contra el Utilitarismo es un debate filosófico bastante antiguo. Naturalmente, y supongo que la mayoría pensaremos así, estaremos de acuerdo en que en este caso gana la filosofía moral porque está feo que alguien tenga el poder de decidir de forma unilateral quién vive y quién muere. De hecho, y como curiosidad, a Ryuk (el shinigami que le da a Light el cuaderno) le encantan las manzanas. Todo el rato le está pidiendo a Light que le dé manzanas, en una clara alusión a la tentación cristiana que trajo el pecado universal.
Pero si se trata de ver un poco más allá y olvidarnos por un momento de los rumbos que toma la historia de Death Note y sus personajes, nos daremos cuenta de que la postura (inicial) de Light no es tan descabellada, ni la de L tan inmaculada.
Así, el manga/anime nos plantea algunas cuestiones para reflexionar: ¿se puede decidir poner fin a la vida de otro ser humano (incluso aunque este no haya cometido buenas acciones)? ¿Es la justicia un bien objetivo o subjetivo? ¿Hasta dónde se puede llegar para atrapar a un delincuente?
El debate (filosófico) está más que servido, y me encantaría si te animas a dejar tu opinión en los comentarios más abajo.
El nuevo capítulo autoconclusivo de Death Note
Pero antes de terminar (¡no, no me he olvidado de esta joya que traigo a quien no la haya visto!) te voy a dejar el enlace que Manga Plus ha puesto para acceder de forma gratuita al último trabajo de Tsugumi Ohba (al guion) y Takeshi Obata (al dibujo, del que por cierto te dejo otra obra increíble por aquí).
Es una historia autoconclusiva donde verás múltiples referencias al manga original y al debate filosófico que te acabo de contar.
Ryuk dejará su cuaderno a otro estudiante brillante: Minoru Tanaka. Este nuevo propietario del cuaderno tendrá que enfrentarse a la difícil decisión de utilizar el cuaderno o no. Y con decirte que hay un cameo de Donald Trump, dudo que puedas resistirte a leer sus ochenta y pico páginas.