La versión anime de Memorias de Idhún ha irrumpido en nuestras plataformas envuelto en polémicas. El doblaje, la adaptación, el apartado visual… Todo ha sido puesto en tela de juicio en algún momento desde que se publicara el tráiler de la saga más famosa de literatura juvenil española. ¿Quieres saber si ha logrado cumplir con las expectativas? Sigue leyendo esta reseña sin spoilers de la historia y descubre si merece la pena.
Polémica en Idhún
Como ya te he mencionado, la serie no se ha librado de las críticas antes de ser estrenada (no digamos después).
Y esto es un antecedente importante.
Laura Gallego ya emitió un comunicado quejándose del cambio de última hora que Netflix hizo con los actores de doblaje. En su propia web decía que ella ya había elegido junto con los productores de la serie a un elenco de profesionales para dar vida a sus personajes.
Pero parece que alguien decidió hacer un cambio en esa decisión sin consultarlo con la autora.
Por lo que el fandom de Idhún ya iba con un prejuicio importante con respecto a las voces de los personajes.
Poco después llegó el tráiler, y las peores sospechas se confirmaron. Muchos fueron los que manifestaron su descontento con las voces elegidas, a pesar de tener solo unas pocas frases de cada personaje (suficiente, por otro lado).
Pero también hubo críticas para la animación, la forma de tratar algunos puntos álgidos de esta primera temporada…
La polémica azotaba el barco de este proyecto incluso antes de su estreno.
Y pienso romper una lanza: muchas veces, el fandom, la crítica o quien sea, se ceban mucho con ciertas adaptaciones porque la pantalla rara vez supera al papel.
A veces este mundo es injusto.
Pero si me acompañas en el siguiente punto, te cuento si creo que lo ha sido en este caso.
Análisis de la serie
El 10 de septiembre tuvimos al fin material para criticar o alabar con más fundamento. Y, desde luego, la serie no ha dejado indiferente a nadie.
Tres puntos a analizar y una conclusión para explicarte lo que me ha parecido esta serie.
Dirección y guion
La dirección corre a cargo de Maite Ruiz de Austri, una profesional de la animación como la copa de un pino.
Y así creo que luce con el material que tiene. Se aprecian detalles muy profesionales en determinados planos y secuencias, demostrando desde el principio que el ―muchas veces― infravalorado trabajo de dirección es fundamental para tener un buen producto.
El problema es que el guion no funciona demasiado bien. A pesar de estar a cargo de la propia Laura Gallego y de Andrés Carrión, la narración resulta para el espectador, como poco, insuficiente.
Las escenas son atropelladas en casi toda la temporada y los momentos importantes de la trama no tienen la trascendencia que se esperaba de la historia. Es como si hubiesen metido todas las escenas que podían en los 25 minutos que hay por capítulo, olvidándose por completo de la importancia de los silencios, de los gestos sin diálogo…
Supongo que se podría decir que nunca me olvidé de que estaba viendo un anime. No empaticé en casi ningún momento como ser humano con ninguno de los personajes.
Y esto es un problema, porque esta primera mitad del primer libro ―La Resistencia― está cargada de momentos cruciales que cimentarán los acontecimientos de, ojo, los otros dos libros y medio.
Ahí es nada.
Animación
El apartado visual también recibió un buen aluvión de críticas.
Quizá, comparado con otros animes disponibles en Netflix de la talla de Ataque a los Titanes en lo visual ―que puñetas, en lo visual y en todo lo demás―, no estamos hablando de la mejor serie de animación que hayamos visto.
Pero yo discrepo con estas críticas porque me parecen un poco injustas.
No podemos pretender que la primera serie de animación española al estilo japonés tenga la calidad de las películas de Studio Ghibli. No nos volvamos locos.
La serie funciona visualmente más que bien. Las escenas de acción están fantásticamente llevadas y los lugares donde se desarrolla bien diseñados.
¿Se podrá hacer mejor en un futuro? Seguro que sí.
Pero si colgásemos una serie de un precipicio por la calidad de su primera temporada, nos llevaríamos más de una sorpresa. Y si no me creéis, echad un vistazo a la primera temporada de Juego de Tronos y comparadla con el diseño visual de la última.
Pues eso.
Doblaje
Y así, llegamos al fallo más criticado de la serie. Desde mi punto de vista, exceptuando a la siempre perfecta haga lo que haga Michelle Jenner, con razón.
Las voces no funcionan.
Prácticamente todos los personajes parten de un problema: la voz no parece encajar con la edad y complexión de su personaje. Aunque en este punto disculpo a Alsan (ese momento en que casi lo atropellan y le grita al conductor «hijo de mil serpientes» es de lo mejor de la serie y estuve riéndome un cuarto de hora), creo que, junto con Vic (Michelle), son dos voces que van bien a los personajes que doblan.
Pero es que además, aparte de que la asociación voz-cuerpo chirria, se nota mucho que los actores son actores, pero no de doblaje. La inexperiencia en este caso, y por más que me pese, se ha notado mucho.
Los momentos que requieren emoción no terminan de llegar al espectador, los que requieren tensión no interpelan… Es como un doblaje hecho con poco mimo.
Y eso es algo que se tuvo que saber durante la fase de producción.
Conclusión
La serie tiene luces y sombras, eso ya lo hemos dicho. Pero en este caso creo que los fallos superan a las virtudes.
Una buena dirección y una animación conseguida no eclipsa un guion atropellado y un doblaje intrascendente.
Por desgracia, a nivel narrativo, creo que la serie la disfrutarán (si eso) solo aquellos que hayan leído el libro, porque su memoria rellenará los agujeros del guion. Pero una persona cuyo primer contacto con Idhún sea esta adaptación se sentirá perdida y abrumada. La información llega de manera atropellada y superficial, y los momentos clave para entender las claves de la historia (como el momento en el que Jack vuelve a casa, ya sabéis de qué hablo) no aterrizan en el corazón y la mente del espectador.
Y si a esto unimos unas voces que no terminan de sonar creíbles, tenemos toda una legión de críticas en redes, a mi juicio, justificadas.
Gracias por leer este análisis y, si quieres, me encantaría escuchar ―leer― tu opinión en los comentarios.
¡Nos leemos!