Hoy te traigo la reseña de Tel Lúric. Arcanos de Akashia, una obra en la que su autor, Juanjo Reinoso, mezcla los mitos de la fantasía ibérica.
Primera parte de una saga en la que van a ocurrir muchísimas cosas, viendo lo que se ha sembrado con este primer libro.
¿Quieres saber qué me ha parecido sin comerte ni un solo spoiler? ¡Pues vamos a ello!
Sinopsis
¡El durmiente ha despertado! Akashia está en peligro.
Tristán, un guerrero en el ocaso de su vida, pretende enmendar los errores de un pasado que le atormenta. Nanut es una niña peculiar, sumida en tramas de intereses y asesinatos. El inconformismo de Iria consigue accionar el descontento de los Erders. Sin embargo, aunque su hermano Brais sigue las normas, vive con el temor de despertar un poder oscuro.
Los cuatro reyes de Tarsis gobiernan sobre los terrenos de Tel Lúric con deshonor, accionando la mecha que inicia las revueltas que preceden a un enfrentamiento bélico. La osadía de los Gojems no puede ser ignorada.
¿Podrán evitar la guerra? ¿Tendrán el valor de enfrentar al Custodio del Caos?
Características
Publicado con Autografía Editorial.
Mapa y glosario en su interior.
Tapa blanda con solapas. 322 páginas.
Tramas palaciegas y combates fantásticos con mucha tela que cortar
Tel Lúric es una historia coral en la que intervienen multitud de facciones y personajes diferentes. De hecho, si has leído la sinopsis, te habrás dado cuenta de que no son pocos los protagonistas. Muy de agradecer el glosario que se incluye para que no te pierdas por la historia y puedas seguirla en todo momento.
A pesar de la cantidad de arcos argumentales, o quizá precisamente por culpa de eso, estamos ante un libro con un desarrollo bastante introductorio (es la primera parte de una trilogía) en la que se van presentando las semillas que, estoy seguro, germinarán en un montón de acción y conflictos en futuras entregas. En este punto la pega es que el libro no cierra prácticamente ningún arco, por lo que las cosas se quedan bastante en el aire, invitándote a leer la segunda parte si quieres saber el desenlace de este personaje o de aquel.
Un aspecto de la trama que me gustó mucho, fue la inclusión de un sistema de magia bastante novedoso. Y lo incluyo aquí, en lugar de en el apartado de worldbuilding o el de personajes, porque lo más interesante de dicho sistema, en mi opinión, es la cadena de acciones que desencadena su uso. Juanjo en ese sentido se luce hablándonos de las Pieles de Maestro (armaduras mágicas con consciencia propia que cohabita con la de su huésped), dando lugar a unos cuantos conflictos que te dejan con ganas de más.
Guerreros, dips y Pieles de Maestro
El elenco escogido para este libro es, como ya he mencionado, más que amplio.
Eso permite que la variedad de situaciones y personalidades sea palpable, dándole mucha riqueza a la historia. Juanjo no se arriesga a venderte un solo personaje (que podría interesarte o no) sino que juega con una buena cantidad de razas muy originales dentro de la fantasía (ya que proceden de la mitología ibérica) y personajes de distintas edades.
¿Cuál es la contrapartida? Que dejar espacio para tantos en un libro tan cortito te deja menos tiempo para encariñarte. En ese sentido, creo que el personaje que más me ha gustado ha sido Tristán. No solo porque es uno de los que más oportunidades de aparecer tienen, sino porque su conflicto me ha resultado particularmente interesante. Un guerrero que es endiosado por sus gestas de juventud y que son su lacra cuando la madurez de la edad le da perspectiva… ¡Genial!
Quizá otro punto a mejorar del libro en el ámbito de los personajes es que me ha parecido que todos hablaban con el mismo registro (o extremadamente parecido) siendo de culturas o edades muy diferentes entre sí.
Esto me ocurrió a mí personalmente en mi primer libro, ya que cuesta mucho desprenderse de la forma de hablar que tiene uno mismo. Es algo en lo que hay que trabajar mucho, y he apreciado que todos los personajes hablaban de una forma muy muy culta (incluso siendo algunos de ellos de perfiles que se presuponen faltos de formación o cultura).
No obstante, eso no ha impedido que haya disfrutado de los diálogos y la forma de reflexionar que tiene el autor, que deja muchas frases para enmarcar.
La guerra no engrandece a nadie; la guerra transforma en monstruos a los fuertes y destruye el ánima de los débiles. Tel Lúric: arcanos de Akashia.
Y como estas frase tengo al menos diez marcadas en el libro.
Un mundo por explorar
Juanjo construye un worldbuilding francamente interesante. Probablemente, lo mejor del libro.
Apoyándose en los seres extraídos de las distintas mitologías que se dieron en la península ibérica, un diez por la documentación y la originalidad en este punto, crea toda una trama política de la que solo da tiempo a ver una pequeña parte, pero que deja intuir el gran trabajo que hay detrás.
Además, lo habitual es encontrar mundos fantásticos que se desarrollan en mundos muy parecidos al medievo europeo. Juanjo, en cambio, lo sitúa en una sociedad relativamente medieval, pero con unos toques futuristas que casan mucho mejor de lo que yo os pueda contar.
Estilo de escritura
Si bien el punto anterior era el mejor, quizá este es en el que personalmente creo que podría haber más margen de mejora.
Juanjo escribe muy bien, con un estilo muy descriptivo (y una enorme pasión por la arquitectura) que hará que puedas situarte en un espacio como si lo estuvieras viendo en una película.
Sin embargo, dejando a un lado mis preferencias personales (que pasan por un estilo más directo), sí creo que hay cosas que podrían depurarse. Yo, por supuesto, no soy ni un experto ni alguien que pueda sentar cátedra en esto, pero como no quiero que la crítica constructiva se quede en algo demasiado vago, cito un par de los detalles a pulir a los que me refiero.
El primero quizá sea el exceso de acotaciones en los diálogos. Creo que se indican muchas veces cosas que a) son innecesarias porque ya las expresa el propio diálogo o b) son cosas bastante irrelevantes. Ejemplo a): diálogo en el que alguien dice: ¡qué susto me has dado! Y en la acotación se indica que le personaje estaba asustado. Ejemplo b): en mitad de un diálogo de enorme trascendencia para la historia, poner que alguien se acerca a coger un objeto que no va a usar ni es importante para la conversación o algo así. Un artista de esto es Andrzej Sapkowski y su saga de Geralt, que desde su primer libro enseña con maestría que se puede construir una conversación casi sin acotaciones y que funcione maravillosamente bien.
Otro de los aspectos a mejorar podría ser el uso excesivo y repetitivo de palabras poco comunes como tornarse (lo de poco comunes hace que sea más evidente cuando alguien las repite. Lo pasamos por alto con términos más cotidianos).
Aun así, y repito, ninguno de estos detalles tiene una trascendencia que vaya más allá. De hecho, es muy probable que lo haya percibido así porque tengo ya una tarita como escritor que soy. Qué le vamos a hacer, tanto machacar teclas deja secuelas importantes.
Conclusión
Tel Lúric, arcanos de Akashia no ha sido del todo para mí. Mi estilo de lecturas están más enfocados a libros que cierren más una historia (no necesariamente autoconclusivos, pero si más concretos en sus desenlaces) y por un estilo no tan descriptivo.
No obstante, y quiero que conste, mi impresión puede haberse visto afectada por una lectura irregular, culpa de un servidor y los días de agobio infinito que he tenido de un tiempo a esta parte. De hecho, aquí puedes ver, por ejemplo, la reseña de Dani Rivera, uno de los muchos lectores que han disfrutado muchísimo con esta historia.
A pesar de las cositas por pulir, esta obra es un muy buen primer paso de este autor y el uso de la mitología ibérica es algo que quiero ver en sus próximas obras, porque de verdad que ha sido muy refrescante leer una historia con Dips (me encantan esos bichos), y un sinfín más de cosas que no suelen verse en los libros de fantasía. Estoy seguro de que Juanjo va a dar que hablar en un futuro no muy lejano con su literatura.
¡Cuéntame si has leído este libro qué piensas sobre mi reseña! Y si no lo has hecho, dime si te llama la atención en los comentarios.
Nos leemos.